Números

 Luego de muchas postergaciones decido, al fin, pintar mi habitación. Las paredes lucen descascaradas y maltrechas, un par de manos de pintura las harían rejuvenecer. Luego de comprar todo lo necesario y desocuparla, emprendo la tarea. Todo transcurre con relativa calma hasta que una anotación con tinta azul sobre la pared llama mi atención: es un número telefónico pero no recuerdo de quién es o cuándo lo anoté, decido olvidarlo de un brochazo pero algo hace que me contenga, curioso por saber algo más, cojo el teléfono y llamo.

.-Aló
-Aló, este...
-¿Quién es?
-Mire, no sé cómo empezar.
-Mire el asunto es que estaba pintando mi habitación y encontré este número..
-Pintado en la pared, claro, venga, lo estamos esperando, ésta es la dirección...
Anoto sin preguntar cómo sabía que estaba apuntado en la pared, cuando lo quiero hacer ya ha cortado la llamada. Decido seguir pintando pero una extraña angustia me lo impide, dejo todo, me doy un baño y voy hacia la dirección. Luego de una hora llego al lugar, es un edificio plomo, frío, con una antigua puerta de fierro, toco el número del intercomunicador y por respuesta recibo el sonido metálico de la chapa abriéndose. Mientras subo la escalera puedo ver que todas las puertas están pintadas de negro salvo la que me indica la dirección que es ocre. Voy a tocar el timbre pero la puerta se abre y una voz empalagosa me invita a pasar, lo hago y me siento en unos muebles de terciopelo azul (fuera de eso sólo hay una mesa de centro, un cuadro con una figura indeterminada y unas botellas vacías sobre el piso). Ansioso como estoy sólo atino a frotar las manos contra mis muslos hasta que aparece una mujer (de edad indescifrable) vestida de negro.
-Lo hemos estado esperando hace tiempo, ya nos estábamos preocupando.
-Sabrá usted disculparme, ya sabe, el trabajo, las responsabilidades
-No se preocupe, lo importante es que ya está con nosotros.
-Tiene razón.
Estira la mano y, como caída del cielo, aparece una chica que le entrega un sobre y se va casi como si flotara, sin hacerse sentir, no se va, "desaparece" en verdad. Me da el sobre y me dice que esperan sepa cumplir con mi tarea. Sin abrirlo acepto sus palabras y, sin más, me voy. En la calle abro el sobre y veo que hay una dirección, una llave y un lapicero azul. Me dirijo a la dirección, la llave encaja perfecta, abro, no hay nadie dentro de la casa, busco la habitación, anoto el número en la pared y me voy. Cuando regreso a casa lo primer que hago es borrar el número de mi pared de un brochazo y termino de pintar.

Comentarios

Entradas más populares de este blog

Ciego amor

Realidad