Entradas

Voy a buscar un amigo, tenemos que vernos por un negocio. Él trabaja en un banco, es un edificio nuevo y moderno, de los que han invadido, sin misericordia, Lima. En la recepción pregunto por él, me piden mi DNI, me dan un pase y me informan que suba hasta el piso 25, esa es su oficina. Busco un ascensor, entro con las justas a él, ya la puerta casi se cerraba. Somos 8 personas dentro, en la subida se van bajando algunos en los distintos pisos. Cuando solo faltan 3 pisos para llegar mi destino el ascensor se detiene de una manera brusca, queda a oscuras, contengo la respiración, siento miedo, trato de calmarme. Ahora somos 4. Escucho la voz de uno de ellos: -Calma, debe ser algo momentáneo. -Seguramente, estás cosas suelen suceder, digo yo sin creerme ni media palabra. Pasan varios minutos ya y no hay señales de que el ascensor vuelva a funcionar, la tensión aumenta, una chica sugiere que llamemos a los bomberos, una señora dice que no seamos tan desesperados. Sacamos nuestros celulare

Ciego amor

  Estábamos caminando por esa calle llena de árboles cuando de pronto te detuviste, como esos soldados en las pelis cuando sienten que han pisado una mina y un paso más los despedazaría. Te pregunté qué sucedía, no me respondiste, sólo giraste y volviste sobre tus pasos, moviste unas bolsas de basura que estaban a un lado y cogiste una masa amorfa, sanguinolenta. Te miraba asombrado, me lo mostraste, no sabía qué diablos era, sólo sentía miedo, de pronto lo besaste, le susurraste unas palabras. Ahora no sólo sentía miedo, sino náuseas también, juré nunca mas besarte hasta que te desinfectaras la boca, pero ahora llorabas, llorabas conmovida, enfurecida, te pregunté (una vez más) qué sucedía, me miraste indignada, como diciéndome lo tonto que soy, qué cómo es posible que no lo note. Recién en ese momento pude ver lo que pasaba: tenías un gato entre las manos, o -al menos- algo que se asemejaba a uno. Estaba lleno de sangre, según me lo ibas mostrando lo podía ver mejor, era pequeño, deb

Realidad

  Una amiga me escribe. Me dice que aproveche los feriados y vaya hoy jueves santo a su casa a ver una peli. No tengo mayores planes, así que acepto en una. Llego a su casa, para sorpresa mía, no tiene TV, solo una radio antigua desde donde se escuchan unos viejos boleros. Ella está en su cama, me pide que me eche a su lado. Lo hago. Me mira la cara y dice que no me he afeitado. Le explico que es feriado, que tengo flojera de todo. Propone afeitarme ella, yo no me niego. En esas andamos cuando aparece su chico (que también es amigo mío). Pienso que se puede enojar (vamos, muy amigos y todo, pero no es muy normal encontrar a tu chica, en su cama, afeitando a tu amigo), pero él lo toma de lo más relax. Trae unas bolsas de las cuales saca unas botellas de cerveza. las comparte y nos invita a la fiesta que están haciendo los vecinos. Nos unimos (muy a pesar mío al ver la ropa tan casera y vieja que traigo encima). Camino a la fiesta nos cruzamos con un vecino que lleva varios cachorros pi

Números

  Luego de muchas postergaciones decido, al fin, pintar mi habitación. Las paredes lucen descascaradas y maltrechas, un par de manos de pintura las harían rejuvenecer. Luego de comprar todo lo necesario y desocuparla, emprendo la tarea. Todo transcurre con relativa calma hasta que una anotación con tinta azul sobre la pared llama mi atención: es un número telefónico pero no recuerdo de quién es o cuándo lo anoté, decido olvidarlo de un brochazo pero algo hace que me contenga, curioso por saber algo más, cojo el teléfono y llamo. .-Aló -Aló, este... -¿Quién es? -Mire, no sé cómo empezar. -Mire el asunto es que estaba pintando mi habitación y encontré este número.. -Pintado en la pared, claro, venga, lo estamos esperando, ésta es la dirección... Anoto sin preguntar cómo sabía que estaba apuntado en la pared, cuando lo quiero hacer ya ha cortado la llamada. Decido seguir pintando pero una extraña angustia me lo impide, dejo todo, me doy un baño y voy hacia la dirección. Luego de una hora